Como cada año, la Comisión Europea aprueba un programa de trabajo en el que define las diferentes acciones en las que van a focalizar sus esfuerzos durante los próximos doce meses. El objetivo no es otro que el de convertir a la Unión Europea en uno de los territorios más potentes del mundo. Recuperando el músculo económico, social y político que las diferentes crisis sufridas durante los últimos años han terminado por desmantelar.
Para 2021, los dirigentes comprometidos con esta causa han pivotado su estrategia. Liderando una doble transición que engloba a la digitalización y a la ecología como los dos pilares fundamentales. A través del desarrollo de su actividad se trabaja para generar una nueva identidad que defina los valores de la unión de todos los estados miembros. Para ello, se han definido seis prioridades políticas que marcarán el ritmo de crecimiento de 2021. De entre ellas, son tres las que nos preocupan especialmente en términos tanto de transición ecológica como de digitalización.
Hacia la consecución de un Pacto Verde Europeo
Europa va a presentar un paquete de medidas bautizado como «Objetivo 55». En él se han definido una serie de acciones que persiguen el objetivo de lograr una Europa climática neutra de cara al año 2050. Si bien la meta más próxima se alcanza en el año 2030, tratando de lograr una reducción de un 55% de todas las emisiones que existen en la actualidad.
Elementos tales como las energías renovables o la eficiencia energética serán dos elementos clave en este punto. No obstante, existen otros conceptos que deben ir aumentando su importancia en nuestro día a día: fiscalidad energética, derechos de emisión o el uso del suelo son solamente tres de ellos.
La digitalización como piedra angular de la estabilidad europea
Los procesos de digitalización se han consolidado como el objetivo a alcanzar por parte de una gran cantidad de empresas. Esta doble transición abarca al ámbito digital como un elemento clave sobre el que vertebrar el futuro de la Unión. Por ello, se ha afirmado que se presentará una hoja de ruta con los objetivos digitales de cara al año 2030.
Conceptos tales como el derecho a la intimidad, la libertad de expresión o la libre circulación de datos serán fundamentales durante los próximos 12 meses.
La economía, al servicio de las personas
Inmersos en una situación de características tan extraordinarias como la actual, la amenaza de asistir a una crisis social se encuentra más próxima que nunca. Evitarla se ha convertido en uno de los objetivos de la Unión Europea. La aplicación de los derechos sociales se posicionará como una prioridad máxima.
El acceso a servicios básicos, como la sanidad o la educación, será fundamental. La economía quedará supeditada a la necesidad de la sociedad. Para ello, la tecnología ocupará un papel clave en toda la estrategia. Siendo fundamental la inversión en investigación y desarrollo. Así como su aplicación en nuestro día a día.
El futuro de Europa pasa por ayudar a explorar nuevos caminos y fórmulas que permiten a la sociedad avanzar en materia de sostenibilidad y en el uso de las nuevas tecnologías. Dos transiciones que en países como España se antojan como un desafío de dimensiones mayúsculas, pero que conviene recorrer cuanto antes.